28/06/2019 Proteam

ISO 14040: Las Huellas de Nuestras Decisiones para el Planeta

Cuando pensamos en adquirir un producto nuevo muy pocas veces nos detenemos a pensar en lo que tiene que suceder antes para poder tenerlo en nuestras manos y nos preocupamos solo de la deuda que dejaremos en nuestras cuentas de banco, claro, eso hasta que nos toque quejarnos por los problemas ambientales que cada vez se vuelven más frecuentes como la contaminación atmosférica, las terribles temporadas de lluvia y los cambios en el clima que en ocasiones pareciera que no tienen ninguna explicación aparente, y es ahí donde sí comenzamos a reflexionar, sobre la deuda que dejamos en la “cuenta del planeta”.

Y aunque aparentemente este tema ha comenzado a preocupar a más personas que no están especializadas en los temas ambientales, se sigue haciendo una pregunta que no se ha respondido aún de manera clara y que de hacerlo tal vez pudiéramos tomar mejores decisiones en nuestros hábitos de producción y consumo actuales:

¿Qué tanto vale el medio ambiente?

Y exactamente ¿A cuánto corresponde nuestra “deuda ambiental”?

Si bien, es difícil responder estas preguntas de manera que todos los habitantes del planeta estén de acuerdo, sí se han desarrollado metodologías que han buscado dar luz a estos cuestionamientos como es el caso de la huella ecológica, diseñado por William Rees y Mathis Wackernagel en la década de los noventa, y de la cual han surgido otras variantes como el caso de la huella hídrica, de energía, de productos y comercio, que han buscado complementar estos indicadores que por primera vez nos han ayudado a identificar de manera cuantitativa el impacto que han tenido nuestras acciones en la naturaleza.

Sin embargo, siguen existiendo opiniones polarizadas en cuanto a estas metodologías que denuncian que su alcance sigue siendo corto, o en otros casos, que no es tan específico como para que pueda dar una aproximación real o ayude a los economistas a darle un valor monetario a cada elemento de la naturaleza que se utiliza para las actividades productivas.

Es por eso que alrededor de esta necesidad de medir nuestro “gasto” sobre el medio ambiente también se han desarrollado metodologías que nos permiten aproximarnos a esta problemática de una manera preventiva y más consciente, como lo es el caso de la técnica de análisis del ciclo de vida (ACV) para los productos y servicios.

Está técnica busca tener un alcance más definido (proceso completo de manufactura de un producto – de la cuna a la tumba- en todo su ciclo de vida), y por tanto resulta ser más claro a la hora de mostrarnos un indicador real de lo que existe detrás de la producción, y que impactos tienen estos en la naturaleza.

La Norma Internacional ISO 14040:2006 nos detalla los requisitos necesarios para efectuar un ACV, y nos permitirá realizarlo como en el caso de todas las ISO, de una manera organizada, lógica y con una visión de mejora continua, lo que nos ayuda no solo a obtener datos, si no a tomar decisiones que logren mejorar las condiciones y/o circunstancias en las cuales se ofrecen nuestros productos y servicios.

Pero primero es necesario entender a que nos puede ayudar el realizar un Análisis de Ciclo de Vida, para lo cual la Organización Internacional de Estandarización nos dice lo siguiente:

El ACV puede ayudar a:

  • Identificar las oportunidades para mejorar el desempeño ambiental de productos en las distintas etapas de sus ciclos de vida
  • Aportar información a los tomadores de decisiones en las organizaciones
  • Seleccionar indicadores de desempeño ambiental pertinentes, incluyendo las técnicas de medición
  • Mejorar las estrategias de marketing para los productos

Como conclusión, el ACV nos permite tratar los aspectos e impactos ambientales potenciales que surgen a lo largo de la creación de un producto de manera cuantitativa, y con una visión a la mejora continua, todo pensado desde la adquisición de la materia prima, hasta su disposición final.

Y si bien, el ACV no es la herramienta que nos permitirá responder la pregunta que tantas personas se han hecho a lo largo de estos años, y finalmente darle un precio a la naturaleza, definitivamente es una iniciativa que nos ayudará a mejorar las condiciones en las cuales trabajen nuestros medios de producción, y logremos hacer más eficientes nuestros procesos para poder disminuir nuestro “gasto ambiental”

 

Referencias:

Calculator, W. F. Obtenido de www.watercalculator.org: https://www.watercalculator.org/wfc2/esp/

CEPAL. Obtenido de www.cepal.org: https://www.cepal.org/sites/default/files/infographic/files/cepal_huelladecarbono.pdf

CONAGUA. Obtenido de www.conagua.gob.mx: http://www.conagua.gob.mx/CONAGUA07/Contenido/Documentos/Infograf%C3%ADa%20Huella%20H%C3%ADdrica.pdf

ISO. Obtenido de www.iso.org: https://www.iso.org/obp/ui#iso:std:iso:14040:ed-2:v1:es

Sector, E. F. ICTFOOTPRINT EU. Obtenido de www.ictfootprint.eu: https://www.ictfootprint.eu/es/faq-page/qu%C3%A9-es-una-huella-energ%C3%A9tica

SEMARNAT. Obtenido de www.sema.gob.mx: https://www.sema.gob.mx/descargas/manuales/HuellaEcologica_SEMARNAT.pdf

SEMARNAT. Obtenido de www.gob.mx: https://www.gob.mx/semarnat/articulos/que-es-la-huella-ecologica?idiom=es

WWF. Obtenido de WWF: https://www.wwf.es/nuestro_trabajo_/informe_planeta_vivo/huella_ecologica/

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Empresa dedicada a la limpieza del aire contaminado en los procesos industriales que generan humos, polvos y neblinas

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