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Como seres humanos, todos tenemos derecho a gozar de un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado para nuestro desarrollo y bienestar, tenemos derecho al agua y a una correcta alimentación sufriente y variada.
Pero, considerando el dicho “El derecho de una persona termina cuando empieza el de la otra”, ¿estamos ejerciendo de manera adecuada nuestros derechos? ¿usamos de manera consciente los recursos que están a nuestra disposición?
Derivado de las diversas “necesidades” que hemos creado como sociedad moderna, de manera diaria adquirimos más alimento del que realmente necesitamos, desperdiciamos miles de litros de agua, vertimos residuos y químicos en el agua y en el suelo, utilizamos sin medida medios de transporte, consumimos de manera desenfrenada una vasta diversidad de productos, etc.; ¿en qué momento de nuestra ajetreada y cómoda vida, nos ponemos a pensar, por ejemplo, en que esa agua que tiramos era la que nuestros vecinos necesitaban, o es la que pudieran necesitar nuestros hijos en un futuro?. ¿Podrán ellos gozar de los mismos derechos que nosotros? ¿Por cuánto tiempo más podremos gozar nosotros mismos de estos derechos? ¿Sabemos cuánta agua, energía y recursos se necesitaron para producir todo lo que usamos? ¿Qué pasaría si todos vivieran como yo?
En 1996 William Rees y Malthis Wackernagel propusieron el concepto de “Huella Ecológica”. La huella ecológica o Foot print es un indicador para conocer el grado de impacto de la sociedad sobre el ambiente.
Con la Huella ecológica podemos determinar cuánto espacio terrestre y marino se necesita para producir todos los recursos y bienes que consumimos, así como la superficie para absorber los desechos que generamos de acuerdo a nuestro estilo de vida.
En el 2017 el Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wild Foundation, WWF) publicó que los mexicanos necesitamos un promedio de 3 hectáreas* por habitante para satisfacer nuestros consumos y absorber nuestros residuos. Es decir, casi el triple de lo que el territorio mexicano ofrece, por lo que con el ritmo de vida de los mexicanos, sería necesario que México fuera 2,27 veces mayor en extensión productiva.
*El consumo anual de cada habitante en el país representa un área equivalente a 4.5 estadios Azteca, según el reporte de la WWF que recopiló datos de un estilo de vida basado en el año 2014.
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En el 2014 México se consideró como el tercer país que más consume y contamina en promedio por persona en Latinoamérica.
Nuestro panorama no es sencillo, ya que México “es el país de América Latina con mayor déficit de biocapacidad”, esto quiere decir que la extensión territorial productiva de nuestro país no es suficiente para generar los insumos naturales y absorber los residuos que cada habitante genera con el estilo de vida promedio que llevamos, esto lo reconoció la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en su publicación Huella ecológica, datos y rostros en el año 2017.
Los datos y la realidad que anteriormente mencionamos no van a cambiar solos, se requiere de un compromiso y acciones positivas permanentes en nuestro estilo de vida.
Para iniciar ese proceso de transformación en nuestros hábitos, lo primero es calcular nuestra huella ecológica personal para darnos cuenta del resultado de nuestro estilo de vida y con esto poder reflexionar y buscar las acciones que estén en nuestro alcance para contribuir a la preservación de los recursos que nos ofrece nuestro planeta.
Hay diferentes calculadoras disponibles de manera gratuita, que nos pueden ayudar a conocer nuestra huella ecológica personal:
http://www.vidasostenible.org/ciudadanos/mide-tu-huella-ecologica/
http://www.tuhuellaecologica.org/
http://www.carbonfootprint.com/calculator.aspx
Independientemente del resultado de la huella ecológica personal que obtengamos, cada acción para la reducción del consumo de energéticos, agua y productos empacados, sin duda reflejará un beneficio para el bien común a corto y largo plazo ya que aportará a mejorar o no empeorar la biocapacidad de nuestro territorio y podremos gozar de la adecuada calidad y disponibilidad de nuestros recursos naturales por más tiempo.
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MRH